El invierno ha llegado a las estepas. La tierra está helada y dura como el hueso, y el único movimiento que se observa es el resuello que sale de narices de hombres y caballos. Sólo la promesa de una batalla les da calor. Prácticamente todas las tribus de Mongolia siguen ahora a Genghis Khan. Pero con el éxito también llegan los enemigos. Un hombre llamado Kushluk ha puesto en duda el derecho de Genghis a gobernar. Kushluk siembra la discordia en la tribu de los khitán y pretende ser proclamado como un Khan rival. Genghis no puede permitir que esta desobediencia quede impune. Necesita que cunda el ejemplo. Así que nos dirigimos hacia el oeste para encontrar y matar a Kushluk. Si la tribu de los khitán le protege, también sus vidas serán sacrificadas.
Un lobo azul tomó por esposa a una gama. Se asentaron en el nacimiento del Río Onon para criar a su prole. Y así nacieron los mongoles. Así empieza el trabajo de mi vida. La Historia Secreta de los Mongoles. He sido elegido para narrar esta hazaña porque están a punto de producirse acontecimientos importantes. Nos vamos de Mongolia. Siempre he vivido en esta yerma, seca e interminable estepa. Aquí las tribus se pelean como buitres por el cuerpo desecado de una marmota. Se lucha porque los recursos naturales son limitados: agua escasa, pocos árboles, hierba insuficiente para que pasten nuestros rebaños. Un hombre inteligente y peligroso, llamado Temujin, quiere cambiar todo esto. Dice que para que el conflicto entre las tribus termine, los mongoles sólo necesitamos dos cosas. La primera, pastos verdes para nuestros rebaños. Si hubiera más pastos para repartir, habría menos competencia entre las tribus. En segundo lugar, como somos una nación de guerreros, dice que necesitamos un enemigo común contra quien batirnos. Para cubrir ambas necesidades, Temujin ha ideado el más modesto de los planes: unir a las tribus y declararle la guerra a cualquiera que se cruce en nuestro camino. “¿Pero cómo?”, le hemos preguntado. “¿Cómo pueden unos nómadas a caballo que viven en tiendas de fieltro embarcarse en una campaña de conquista del mundo?” Temujin ha respondido que no lucharemos como guerreros, sino como un ejército unificado. No lucharemos para tener gloria, sino por la gloria de Mongolia. Y con esas palabras, el nombre de Temujin ha pasado casi al olvido. Su nombre ha sido reemplazado por un título: El Gran Khan. Genghis Khan.
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